jueves, 14 de febrero de 2013

Un buen día para pasear con mi escoba



Hoy es un día perfecto para echar a volar a mi bruja de chocolate.
Hay quien piensa que debería permanecer escondida en un cajón, quizás en ese cajón diminuto de mi pequeña y preciosa mesita de noche o en la cajita de lata en la que almaceno los recuerdos, pero mi bruja es traviesa, tiene una escoba que alcanza velocidades increíbles y otras se desliza por el azul violáceo de un atardecer en Caños de Meca.
Hoy es un día en el que los ramos de rosas circulan por las calles como si nadie los sujetara, inmensos manojos de rosas envueltos en papel celofán y con grandes lazos de color carmesí y mi bruja se pregunta: ¿cual es el motivo de tanta rosa y tanto bombón?
Yo consumo chocolates a diario y mis flores no las corto, las dejo vivir plantadas en mis macetas, en esas que adornan mi azotea. Nadie ha de regalármelas, no es necesario que las envuelvan porque ya son hermosas. Mis tarjetas de amor ya las escribo yo y cada golpe de pulmón lo siento como un beso, como un "te quiero "a la vida.
Hoy es un día para celebrar, si, y mi bruja sale de ese rincón  donde solo se queda dormida esperando a que yo le abra la puerta, pero yo...no creo en las puertas cerradas, no creo en los amores de un día ni en las flores embotelladas, cero en la vida, en las escobas, en los suspiros y en los chocolates de medio día y en algún beso fugitivo que me recuerde que, aún siendo bruja, soy una mujer...

Inma Castrejón, la bruja de chocolate. 

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