Un billete de avión, una pequeña mochila, unas zapatillas, tiempo para gastar y los ojos limpios.
El equipaje perfecto.
Alguien me contó una vez que vivía cerca de un océano eterno, uno en el que el horizonte se extendía hasta que la vista nunca alcanzaba. Me contó historias de ballenas, de delfines y de iguanas verdes..de ir descalza por una arena blanca, con el turquesa del agua rozándote los pies como caricias de seda.
Mi billete, ese que vale un puñado de dinero y traslada a otra vida, a la vida que espera ansiosa de ser vida de ser caminada, a los senderos cercados de conchas muertas, muertas y blancas, al sol que se incrusta en la piel y te recuerda que sigues vivo...
Hoy apuesto por ese billete, ese que solo requiere un par de mudas, un buen calzado y ganas de abrirle los brazos al hoy.
Algún día marcharé a mi paraíso, cogeré mi maleta de tiempo y dejaré que las olas marquen el tic-tac de un no volver
Hoy sueño con esas ballenas, con las iguanas verdes y con los cañaverales, con los peces de colores, con las quemaduras del sol...
Donde se metió mi paraíso, donde?
pensando en volar...
Inma Castrejón, la bruja de chocolate
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