Tras muchas lunas sin visitar mi rincón escondido, después largas noches echándote de menos, vuelvo a encontrarte. Abandonada, arrinconada, creyéndose olvidada de todos menos del tiempo, ese que la cubrió de polvo y telarañas, de historias que nadie cuenta, ese tiempo que pasa, impasible, incesante, inmune al las prisas o las desesperaciones mundanas. Allí, detrás de la puerta de madera vieja, escondida en un hueco ya amoldado a su enclenque estructura, allí se halla mi escoba.
El reloj de mi muñeca ha marcado demasiadas veces las doce sin volar a lo mas alto armada por tu esquelético y largo palo de escoba vieja. Mis dedos te han recordado, mi disfraz de bruja buena te ha esperado y, aquí estoy.
Llévame a visitar estrellas, a mirar por las ventanas ajenas, a disponer mágicos embrujos que atraigan amores imposibles. llévame donde nunca estuvimos y déjame tiempo para poder contarlo.
Hoy te recupero del armario de las cosas que nunca debimos perder, te encuentro esperando con las mismas ganas de aventuras. Hoy va a ser una noche inolvidable, porque será la primera noche del resto de los cuentos de
LA BRUJA DE CHOCOLATE
Inma Castrejom
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