Pequeña y de puntillas para no despertarme, para no desvelar mi descanso.
Crujía despacito en la oscuridad, retorciendo mínimamente sus listones para adoptar una postura más cómoda.
Sabía de mis fantasías, dormía a mi lado.
Me observaba, adivinaba mis sueños.
Cada leve movimiento sobre la almohada era una señal que guardaba en su minúsculo cajón, bajo llave, en secreto.
El tic-tac del reloj que esperaba el alba en su lomo, latía al ritmo de su corazón de caoba.
Llevaba tantas noches en el mismo sitio, que sus patitas hicieron hueco en el viejo suelo de mármol.
En la fría habitación, apenas alumbrada por un rayito de luna, el suave vientecillo de la noche se colaba por las rendijas de su único cajoncillo.
Cuidaba de mí, vigilaba mis ojos cerrados, acariciaba mi ropa interior y mis cartas empaquetadas con un fino lazo rojo.
Mi mesita, mi cajón de secretos, mi pequeño mueble de puntillas, de caoba, de piel, de noche, de sabia latiendo al ritmo del tic-tac de su corazón de tiempo.
Viajaba conmigo, el único objeto realmente mío.
De mi casa, la princesa de los muebles, de mi vida el arcón de mis sueños…..
Inma Castrejón, la bruja de chocolate
Qué delicadeza, qué preciosidad. Mientras más la leo más me gusta...Ppiya
ResponderEliminarte quieritoooooooooooooooooooooooooo
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